jueves, 25 de octubre de 2012

Las personas que duermen en la calle se multiplican por dos en 4 meses


Cáritas calcula que en la actualidad hay aproximadamente unas 44 personas que todas las noches duermen a la intemperie o en cajeros automáticos y casas ‘okupadas’ de la ciudad. Así lo ha explicado el trabajador social David Alonso, quien coordinó el recorrido que hicieron 24 voluntarios de la ONG católica y de la Fundación Lesmes el pasado lunes por la noche para hacer una especie de censo de los sintecho y conocer de forma cabal cómo está apretando la crisis económica en Burgos.
Y el resultado ha sido francamente desalentador porque en junio -hace apenas cuatro meses- se realizó un recorrido parecido y eran exactamente la mitad quienes pernoctaban al aire libre. De estas 44, dieron in situ con 13. Además, conocen fehacientemente que hay otras 9 que se ubican en cajeros automáticos o en rincones de las calles y otras 22 que están en casas ‘okupadas’ y edificios abandonados. No hay duda de la causa de este incremento de los sintecho, se trata de la crisis económica que no remonta si no todo lo contrario. «Nos hemos vuelto a encontrar a los mismos que en junio más otros quince nuevos que son de Burgos, es decir, que no se puede decir que están de paso por la ciudad», añadió Alonso.
«Con estas 44 personas tendríamos para abrir otro albergue en la ciudad y llenarlo y hay que tener en cuenta que esa misma noche del lunes ni en el CEIS (centro de integración social gestionado por la Fundación Lesmes) ni en  el albergue de Cáritas había una sola plaza libre de las 40 que tenemos. Esto significa que en total hay unas 130 personas en la calle, de las que solo 80 utilizan algún recurso social», precisó Alonso.  
En cualquier caso, reconoció que el número de voluntarios no fue suficiente para recorrer portal por portal y edificio por edificio como realmente les hubiera gustado para hacer una detección más precisa: «Donde más gente nos encontramos fue en la zona de la estación de autobuses, Arco de Santa María, Plaza Mayor, zona del Alcampo, el Paseo de la Isla, el Hangar y Fuentecillas. Y de las 9 personas que sabemos que están en la calle pero que no nos encontramos esa noche porque tienen sus ‘escondites’, la mayoría hace su vida en la zona sur».
Los edificios abandonados que se aprovechan como improvisadas viviendas están en Pisones (donde viven tres personas), San Pedro de Cardeña (5), el Hotel Villa Jimena (2-3) y la calle Aranda (entre 5 y 10).
La mayoría de los que viven en la calle son de nacionalidad española y, de hecho, Cáritas ha constatado que está disminuyendo notablemente el número de inmigrantes. Los trabajadores sociales y voluntarios se sorprendieron, además, por el aumento de mujeres, algo que no ha sido nunca muy frecuente porque, al contrario que los varones, suelen tener más recursos sociales, redes familiares y capacidades para remontar un revés de la vida.
«Se trata de gente que está muy cronificada en la calle, muchos de ellos ya utilizaron el año pasado   la Unidad de Mínima Exigencia, que volverá a abrirse el próximo mes de noviembre», dijo David Alonso, quien destacó, por otro lado, que también está aumentando notablemente el número de personas que van a dormir al albergue de Cáritas. Si lo habitual hasta ahora era que cada noche llegaran 5 ó 6, el lunes de esta semana abrieron la puerta a 11.
En este sentido, añadió que el pasado mes de septiembre fue el que más pernoctaciones tuvo de todo el año y del último lustro. Hay un máximo de 1.200 y se llegó a las 1.164 (hay que tener en cuenta que   no se trata de personas sino de noches que se ocupan en el albergue): «Prácticamente todos los días estuvo completo».
Todos estos datos vienen a confirmar que la Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que dio a conocer ayer que 1 de cada 5 españoles vive ya bajo el umbral de la pobreza se ajusta muy bien a la realidad: «Todos los datos que dice la encuesta nosotros lo podemos corroborar con lo que hemos visto en la ciudad».
Así que Cáritas, al igual que otras entidades de apoyo a los colectivos más desfavorecidos, se encuentra en situación de desbordamiento y lo que no ayuda es que los casos se hagan crónicos: «Cada vez hay menos gente que sale adelante como ocurría antes de la crisis, que solían enderezar sus vidas gracias a las ayudas que se le prestaba. Ahora todo esto se está retrasando. También tenemos a personas que se encontraban en el borde de la desestructuración   pero se mantenían aunque con un trabajo inestable y una leve red social pero que en el momento en el que esto ha saltado por los aires han caído en picado en la calle».

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