lunes, 30 de junio de 2014

La esposa zamorana del inmigrante deportado denuncia al juez la desaparición

La mujer lleva una semana sin tener noticias de su marido desde que le detuvieron, sin lograr ningún dato sobre el posible paradero

 "Mi marido ha desaparecido, nadie sabe nada de él, nadie me dice nada: ni en la frontera de Ceuta, ni en la de la parte marroquí. Su familia en Marruecos, en Casablanca, tampoco ha recibido ni una llamada y él nos habría llamado ya". Quien habla, angustiada y desconcertada por la falta de noticias, es la joven zamorana esposa del inmigrante extraditado por la Brigada de Extranjería a primera hora del martes, tras ser detenido en la Comisaría de Zamora, de iniciales Y.M., sin que se le permitiera hablar con su abogado ni se le pasara a disposición judicial, como establece la Ley, reiteraba ayer el abogado del joven extranjero.

"Sientes que se ríen de ti porque nadie te hace caso", declara la mujer, para asegurar que "haré lo que sea hasta saber dónde está. ¡Esto es un sinvivir!, quiero saber si está bien y poder contactar con él". Ayer mismo presentó una denuncia por desaparición ante el Juzgado de Guardia. Ese ha sido el primer paso después de acudir todos los días a la Comisaría de Zamora para exigir, sin resultados, información sobre el paradero de su marido. "Hemos buscado hasta en los hospitales y no figuraba nadie ingresado con su nombre".

Su persistencia ha servido solo para aclarar cuál ha sido el itinerario de deportación, un largo viaje, en total más de ocho horas. A las 8.30 horas del martes, 24 de junio, salió de Barajas en avión a Jerez de la Frontera, a donde llegó a las 10.30 horas para salir en autobús en dirección a Algeciras, destino al que llegó a las 13.00 horas, desde donde acabó a las 14.00 en Ceuta para coger un barco y llegar a la frontera marroquí de Tarajal media hora después.

Lo cierto es que desconoce dónde puede estar su marido desde el lunes, día 23, cuando le acompañó a la Comisaría, a las 10.00 horas para entregar copia del recurso que interpuso en el Juzgado Contencioso, que debería haber paralizado la orden de expulsión, emitada por la Subdelegación del Gobierno, hasta que exista sentencia. Los policías la dijeron que podía irse, que iban a elaborar un documento provisional de residencia para su marido. En lugar de eso, "a es de las 11.00 me llaman para decirme que estaba detenido, pero ni me dejaron verlo a mí ni a su abogado, cuando tiene derecho a ser asistido legalmente". Ya nadie volvió a tener contacto con él, ni siquiera ella cuando volvió por la tarde, "me dijeron que no podía porque pasaba a disposición judicial". Un abogado se desplazó hasta la Policía para asistirle y le dijeron "que se lo habían llevado al hospital con un ataque de ansiedad". Nadie les comunicó que le iban a expulsar. Incluso a pesar de que su abogado llamó a Comisaría esa misma tarde para preguntar por él y le aseguraron que al día siguiente, martes, a primera hora de la mañana lo podría ver en el Juzgado. Cuando el letrado se personó en las dependencias policiales a las 9.00 horas del martes, le indicaron que no había ningún detenido. Ya no han sabido más. La esposa del inmigrante no dispone de ningún documento en el que se le indique a dónde puede haber llegado su marido, "no tengo ningún papel y soy su mujer, tengo derecho a saber si ha estado en algún Centro de Internamiento de Extranjeros", a los que ha llamado en la ruta que le dieron y no aparece registrado en ninguno. La joven afirma que "me está mintiendo todo el mundo, ya no sé de quién fiarme, a ver si denuncia tras denuncia me lo devuelven. Somos personas con derechos, a nadie se le puede tratar así".

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