El 19 de junio es el
Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos.
La encargada de la ONU sobre violencia sexual en
conflicto denuncia que este tipo de agresión es una de las más sistemáticas y menos denunciada, y que los datos
disponibles en Ucrania, con 124 denuncias hasta el momento desde la invasión
rusa, sólo representan la punta del iceberg.
Un total de 14.380
mujeres fueron víctimas de violencia sexual, entre 1958 y 2022, en los conflictos armados colombianos y de ellas el
87,03% son afrodescendientes.
La Misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS)
ha indicado en un informe que entre enero y marzo de 2022 documentó 63 casos de
violencia sexual relacionada con el conflicto, cifra muy superior a los 28
casos documentados en este periodo en 2021.
Y estos son solo algunos ejemplos.
La
expresión “contra la violencia sexual en los conflictos” engloba todo tipo de
atrocidades a las que se ven sometidas sobre todo mujeres, niños y niñas de
manera indirecta o directa en los conflictos armados; conflictos que se van
perpetuando en el tiempo, y que ponen en peligro la seguridad y la paz global;
conflictos armados donde la mujer es objeto de la violencia sexual en sus
múltiples formas: violaciones,
prostitución forzada, esclavitud sexual, matrimonios forzados, esterilizaciones
forzadas, abortos, mutilaciones, torturas y asesinatos.
Estas
prácticas, todas ellas vulneraciones muy graves de los Derechos humanos y
ejemplos de la depravación humana, suelen ir acompañadas de otras prácticas
igualmente abominables como saqueos, torturas y tratos degradantes e inhumanos.
Las
víctimas son mujeres, niños y niñas que con frecuencia pertenece o se cree que
pertenecen a una minoría política, étnica o religiosa, y son atacadas por su
identidad de género o por su orientación sexual.
Una
preocupación constante es que el miedo y el estigma cultural convergen para que
la inmensa mayoría de los supervivientes de la violencia sexual relacionada con
los conflictos no denuncien esa violencia. Los profesionales sobre el terreno
estiman que por cada violación denunciada en relación con un conflicto, hay
entre 10 y 20 casos que quedan sin
documentar.
Visibilizar
la violencia sexual en conflictos armados no solo es necesario sino urgente,
hay ponerla en el centro para el debate y no dejar que caiga en el olvido, a
pesar de que suceda en otros territorios y que, con demasiada poca frecuencia,
se muestre en los medios de comunicación.
Lo que no se nombra, no existe y el silencio del que se alimenta, recae sobre todo en
los cuerpos de mujeres y niñas de todo el mundo que la sufren.
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