El
bullying es un comportamiento agresivo intencional que implica un desequilibrio
de poder o fuerza. Se trata de un comportamiento repetido y puede ser físico
y/o verbal. Mientras que el tipo de intimidación que se da en niños puede ser
física, en las niñas suele predominar la exclusión social.
La aparición de las nuevas tecnologías y las redes sociales,
ha generado un nuevo espacio para el bullying, dando lugar a otras formas de
acoso: por ejemplo, el ciberacoso, conocido como la intimidación que ocurre vía
Internet y a través de teléfonos móviles. Esta práctica se ve alimentada por la
proliferación de páginas Web y redes sociales que permiten a los niños enviar
mensajes nocivos online en cualquier franja horaria, y, en algunos casos, de
forma anónima.
Prevenir y detener el bullying implica el compromiso
de crear un ambiente seguro donde los niños pueden desarrollarse, social y
académicamente, sin ninguna clase de miedo.
La APA (American Psychological Association-Asociación
Americana de Psicología) un artículo a través del cual aborda el bullying y
establece una serie de recomendaciones:
- Informarse y observar; Muchas veces las situaciones
de acoso se dan en los espacios y momentos donde la vigilancia es menor o está
más limitada, los pasillos, baños, en el recreo. Es importante prestar a
tención para poder identificar si se están produciendo situaciones de acoso.
- Involucrar a padres y alumnos; El alumnado puede
informar a las personas adultas, para eso es importante la implicación de las
familias, el profesorado y la dirección fomentando conductas positivas que
prevengan y/o enseñando habilidades para poder hacer frente al acoso.
- Establecer expectativas positivas respecto al
comportamiento de los estudiantes y adultos;Los centros educativos y las
aulas deben ofrecer a los estudiantes un ambiente de aprendizaje seguro. El
personal educativo debe recordar de forma explícita que el bullying no se
acepta en la escuela y que tal comportamiento tendrá consecuencias.
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