martes, 9 de octubre de 2012

La crisis impacta en Valladolid , las ONGs detectan un agravamiento de la situación de los desfavorecidos


Crece ligeramente el número de personas que necesitan ayuda de las organizaciones no gubernamentales y aumenta notablemente el agravamiento de sus necesidades básicas. Los colectivos más desfavorecidos de la capital vallisoletana atraviesan uno de sus momentos más crónicos. Las dificultades que atraviesan muchas personas, desde la formalización de pagos hasta la propia supervivencia (recursos de primera necesidad como alimentación, vestido e incluso material escolar para los niños), se agudizan. Son episodios mucho más frágiles que hace sólo un año porque cada vez hay más sectores poblacionales donde las prestaciones son casi inexistentes, circunstancia que les lleva a formar parte del creciente porcentaje de pobreza moderada establecido en la ciudad por esta causa de deterioro personal, familiar y social.

La realidad en las calles corresponde con un mayor número de personas deambulando, con un crecimiento de las peticiones de alimentos, al tiempo que de información relacionada con atención primaria, con el aumento de visitas a los distintos centros de día e incluso con la multiplicación de ciudadanos apostados en los accesos de los supermercados para hacerse con los alimentos que esos desechan. En definitiva, de un agravamiento de situaciones ya difíciles de por sí. El Día de Valladolid se ha adentrado en la problemática de un amplio sector, donde varias organizaciones sin ánimo de lucro (Cáritas, Cruz Roja, Asain, Red Íncola y Banco de Alimentos) analizan una coyuntura donde también ha cambiado el perfil de los beneficiarios. Así, la radiografía más inmediata en cuanto a la repercusión es refiriéndose al futuro: «Cada día es peor que el anterior, porque el número de prestaciones se mantiene a nivel general -excepto en Cáritas- pero agonizan muchas situaciones individuales».

«La población más desfavorecida ha pasado de situaciones coyunturales a estructurales, de provisionales a críticas». El director de Cáritas Diocesana, Jesús García Gallo, considera que la realidad de la población vallisoletana es «muy desigual», lamentándose al tiempo de que en la actualidad la sociedad se ha retrotraído a problemáticas de hace quince años, como es el caso de situaciones de escolarización de menores. Esta vuelta al cole, precisamente, conlleva realidades «verdaderamente preocupantes que van en la línea de la supervivencia dado que cualquier gasto extraordinario significa un verdadero drama».
En este sentido, García Gallo concreta que la pobreza moderada alcanza al 22% de la población vallisoletana (ingresos de menos de 500 euros al mes, siendo alrededor de 15.000 personas), mientras que el 5% corresponde con la pobreza severa. Así las cosas, reconoce que los receptores de ayuda en los Cáritas parroquiales se han triplicado en las últimas fechas, lo mismo que está sucediendo en el Centro de Día (para personas sin hogar) de la calle José María Lacort, que está diseñado para unas 60 personas al día y la situación actual ha derivado en una mayor rotación de estos ciudadanos para que las instalaciones puedan acoger hasta 180 ciudadanos. No obstante, insiste en que la pobreza de la actualidad no crece al nivel de 2009, «año que fue un auténtico derrumbe».

El Banco de Alimentos, por su parte, distribuye productos para más de 12.000 personas al mes, así como otros 10.000 adquiridos a través de fondos de la Unión Europea. Unas cantidades que se vienen a quedar pequeñas por momentos, como reconoce una voluntaria, Marisa Encinas, quien hace una llamada de colaboración a los vallisoletanos aún reconociendo que «a más crisis, más solidaridad». Lo mismo sucede en Cruz Roja, donde ahora reciben «más»-peticiones de ayuda, «sobre todo en los servicios de empleo y atención social, de personas que, hasta el momento, no se habían acercado a nuestra organización». Así lo confirma Elisa Moral, coordinadora provincial, a la vez que confirma el «agravamiento» de ciertas situaciones.

En cuanto a la atención a inmigrantes, el coordinador de Red Íncola, José María Lucas, también incide en las situaciones más «crónicas» de la población más desfavorecida, al tiempo que advierte de un crecimiento «exponencial» de gente en precario en las calles.-Una realidad también alertada por Trinidad Varela, de la asociación Asain, quien a todos los apoyos y programas que ofrecen suma una preocupación:-«Lo peor es que no tenemos perspectivas de futuro».

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