En un contexto de crisis económica mundial, de crecimiento de la xenofobia donde se
instala a nivel internacional un peligroso crecimiento
del discurso de odio antiinmigración, especialmente en redes sociales y en los campos de futbol; en un contexto de de
polarización populista, significativamente ideológica, que alimenta el discurso
e incidentes de odio; en un contexto de crecimiento de conflictos, incluso de
guerras, como la que se vive en Ucrania, en el que vuelven a emerger
intolerancias profundas como el antisemitismo,
no se aprovechan las oportunidades para discutir y depurar iniciativas
legislativas de reivindicación antigua como la Ley de Igualdad de Trato, no se concreta la clausula general
antidiscriminatoria en el Código Penal y no se aborda la Protección Universal de la Victima de Delitos de Odio. En este
contexto también crece el fanatismo y la hispanofobia, interior y exterior, se
normaliza la violencia, especialmente en sectores juveniles con la crudeza
criminal de los grupos urbano-identitarios violentos, por lo que resulta
evidente que es necesario reaccionar en defensa
de la convivencia, la tolerancia y la concordia para defender la dignidad
humana y los derechos fundamentales, asumiendo siempre que estos alcanzan al
prójimo, aunque no estés de acuerdo con sus manifestaciones.
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