Que las grandes marcas de textiles explotan humanos, especialmente
niños, ya es un secreto a voces. Los datos ofrecidos por la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) son desoladores. Pues resulta que 152 millones de niños están sometidos al trabajo infantil,
lo que supone casi uno de cada diez niños en el mundo. En términos
absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra
en África, y 62 millones en Asia y el Pacífico.
El
algodón de una de las camisetas que llega para su venta en la Unión
Europea se recoge en Etiopía, la tela se elabora en Pakistán, se cose en
China y los botones se ponen en Hong-Kong, «y en todos esos países, hay
niños esclavizados trabajando para hacer esa camiseta». Una realidad
laboral de la que ha hablado el 21 de abril en Valladolid el pakistaní Ehsan Ullah Khan, un símbolo de la lucha por la esclavitud infantil y el trabajo forzado.
Y
es que, detrás de esa blusa, esos vaqueros o esa chaqueta que te acabas
de comprar, hay un largo proceso de producción que se desarrolla a
miles de kilómetros, en aquellos países menos desarrollados donde los
derechos humanos se vulneran cada día. «Tienen a niños trabajando 12 horas diarias y su salario es de 1 euro al día.
Les hay que con tan solo tres años ya trabajan en la industria textil»,
ha relatado Ehsan, quien asegura que el problema se da especialmente en
el Sur de Asia, esto es la India, Pakistán y Bangladesh.
«Legislación vinculante»
Desde
Suecia, donde vive exiliado desde hace 22 años, Ehsan continúa su
lucha. Ahora en España, recorrerá hasta el próximo 10 de mayo varias
ciudades españolas para alertar sobre la complicidad de varias multinacionales europeas, muchas de ellas españolas. Y lo hace junto a la presentación de la plataforma DIGNItex, que lucha por el trabajo digno en la industrial textil de todo el mundo.
«El
problema es que no existe una legislación vinculante internacional que
exija responsabilidades dentro de esta industria», ha reclamado Juan
Sabín, miembro de Dignitex, quien ha avisado de la necesidad de los
consumidores de alzar la voz. «No debemos consentir que
muchas empresas a las que compramos ropa, y que muchas son españolas,
no tengan un control sobre los derechos humanos en su cadena de
producción».
La plataforma está recogiendo firmas por toda España e impulsa una campaña para exigir a la Comisión Europea que haga efectiva la petición del Parlamento Europeo
y ponga en marcha lo antes posible una legislación vinculante que
garantice los derechos humanos en la cadena de producción del textil.
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