Mamadou Dia, que ejerce como presidente de la ONG senegalesa Hahatay Sonrisas de Gandiol, ha acudido este miércoles al I.E.S. Zorrilla para compartir con el alumnado su experiencia como emigrante y como retornado a su país de origen
Mamadou Dia, un joven estudiante de Trabajo Social, intenta por dos veces conseguir un visado para poder finalizar sus estudios en Francia. Tiene 22 años y sueña con ver mundo, con encontrarse con otras oportunidades, con dar respuesta a las mismas inquietudes que las de cualquier chaval de su edad. No lo consigue. Dos años más tarde comprueba que hay gente que está organizando viajes hacia España. Las condiciones son muy duras: son trayectos en cayuco (unas barcas destinadas a la pesca), con una larga estancia en ultramar y elevadas posibilidades de morir en el intento. Decide probar suerte. Su trayecto comienza en Dakar un 11 de mayo de 2006. Con él viajan dos hermanos y 81 personas más en un cayuco de 12 metros de longitud. Son estudiantes, mecánicos, soldadores y pescadores, todo hombres. Una semana más tarde, tras muchas penalidades, llegan a La Gomera.
Así es como comenzaría la nueva vida de Mamadou, quien ocho años después de esta experiencia mantiene muy vivo el recuerdo de un durísimo trayecto en el que perdieron a un compañero en altamar, en el que se agotaron sus víveres de pasta y arroz y en el que se quedaron sin gasolina. "Uno de los motivos por los que hice este viaje fue el de buscar nuevas oportunidades. En mi país se está viviendo un interminable saqueo y una explotación constante por parte de los países ricos. Por un lado, está habiendo una explotación masiva de los productos marítimos por parte de los barcos pesqueros vascos y gallegos. Por otro, la crisis alimentaria ha generado un acaparamiento de tierras que ha provocado que gran parte de nuestros terrenos estén en manos europeas. Además, nuestro mercado está en serias dificultades para competir con los productos de los países ricos. Los costureros ya no cosen porque allí se encuentran mercancías más baratas producidas en China, los zapateros no pueden competir con marcas como Nike o Adidas y un 90% del arroz, que está en nuestra comida diaria, se importa de los países asiáticos", denuncia este joven, quien afirma que durante la época en la que emigró a España el paro juvenil en Senegal rondaba el 60%.
Una vez hubo llegado a La Gomera Mamadou fue alojado en un campamento militar, donde dejó de tener nombre para pasar a ser una cifra: 41. Pasados doce días fue trasladado a la península. "Por aquel entonces España necesitaba mano de obra barata para la construcción, el campo y la hostelería. A mí me mandaron a Castellón, donde permanecí varias semanas. Luego estuve en Cartagena, donde me quedé tres años, y en Murcia, donde viví cuatro años. Para conseguir los papeles tenía que trabajar, así que dejé mis estudios y empecé a hacer de cocinero, de montador de muebles, de empleado en una multinacional...", continúa.
Actualmente Mamadou trabaja en una ONG que ha creado él mismo en Gandiol.
Durante todo este tiempo empezó a escribir su historia. El resultado sería el libro `3052´, cifra que alude a los kilómetros que separan Murcia de Dakar. En este libro, que su autor presentará este jueves por la tarde durante un acto organizado por Amnistía Internacional Castilla y León, Mamadou recoge sus preocupaciones antes de iniciar el viaje, los preparativos, las circunstancias en que lo hizo, pero también lo que se encontró al llegar a España. "Cuando estaba en mi país la televisión nos ofrecía imágenes de bienestar, desarrollo y estabilidad, de posibilidades de trabajar y conseguir sueldos disparatados, de tener un coche, de parques infantiles...", asegura. Sin embargo, la realidad sería bien distinta. "Todo esto me hizo escribir también sobre todas las reflexiones que me iban viniendo a la cabeza para contárselas a mis hermanos. Mucha gente preparada estaba vendiendo carteras y bolsos", se lamenta, denunciando con ello una masiva fuga de cerebros que llega a la cantidad de 20.000 profesionales cualificados que emigran de este continente cada año.
En el año 2013 este joven senegalés, que actualmente tiene 31 años, decidió regresar definitivamente a su país para cumplir un objetivo: intentar cambiar la situación desde dentro. De esta manera volvió a instalarse en Gandiol, su pueblo de origen, una localidad situada a 20 kilómetros de Saint Louis. Allí creó la ONG Hahatay Son risas de Gandiol, cuyo nombre significa carcajada en lengua wolof. Con ocho trabajadores de origen senegalés, una treintena de voluntarios y una doble sede (en Gandiol y Barcelona), esta organización promueve actualmente un programa de voluntariado sobre el terreno. En él ofrece estancias de quince días a un mes, lo que permite la colaboración de sus participantes en proyectos vinculados a la infancia, la mujer o el medio ambiente. Asimismo, una parte fundamental de su trabajo se enfoca a la sensibilización. Para ello el propio Mamadou acostumbra a acudir a institutos, universidades o asociaciones desde donde da a conocer su experiencia como migrante, pero donde también aprovecha para concienciar a los jóvenes de que también se puede encontrar un futuro en su propio país.
Financiada a través de fondos privados, la cuota de sus socios y las ganancias obtenidas a través de la venta del libro de Mamadou (que actualmente va por su cuarta edición y que se puede adquirir por internet), la ONG Hahatay Son risas de Gandiol también promueve proyectos como la construcción de un centro de educación infantil y de orientación para jóvenes o la creación de una cooperativa de crianza y de producción avícola.
De todas estas experiencias habló este miércoles por la mañana Mamadou durante su intervención ante un grupo de estudiantes de 4º de la E.SO., 1º y 2º de Bachillerato del I.E.S. Zorrilla, donde fue invitado por el Departamento de Francés. Mamadou, que viajó a España a finales de septiembre para presentar su libro en ciudades como Barcelona, Segovia, Valencia, Málaga o Madrid y que después de su estancia en Valladolid continuará contando su experiencia en lugares como Murcia, Almería, Sevilla, Alicante, Villarreal, Las Palmas, La Gomera o Santa Cruz de Tenerife, participará en un nuevo acto en nuestra ciudad durante este jueves.
En esta ocasión, será una mesa redonda sobre medios de comunicación e inmigración en la que también estarán presentes la periodista Marta Molina, que trabaja como corresponsal de Reporteros sin Fronteras, y César Hernández, que es abogado, mediador y responsable del área de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Amnistía Internacional Castilla y León. En este acto, que comenzará a las 19 horas en el aula Lardizábal de la Facultad de Derecho (segunda planta), también estará Javier García Medina, director del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Valladolid.
http://www.ultimocero.com/articulo/razones-para-marcharse-razones-para-volver-y-quedarse
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