Tras la caída del Muro de Berlín
(1989) y la unificación de Alemania, emergió
un grave movimiento racista y neonazi, relativamente sumergido hasta el
momento, cometiendo numerosos crímenes xenófobos y de intolerancia criminal y
extendiéndose por Europa, especialmente vía
de los Ultras en el ámbito del Futbol. En España generados en la década de
los 80, y no neutralizados por las instituciones democráticas, causaron
crímenes de envergadura, como mostraron los sucesos protagonizados por la
organización neonazi Bases Autónomas y por otros grupos, muchos alimentados
ideológicamente por CEDADE hasta su disolución y en una dinámica de desarrollo que justificaba y propiciaba el antisemitismo,
el racismo y otras formas de intolerancia, en diversos puntos del país, en
especial de la denunciada Librería Europa en Barcelona, donde se desarrollaron
numerosas actividades que en esa época no eran perseguidas.
Uno de los principales referentes
del neonazismo, el general de las Waffen SS León Degrelle que vivía plácidamente en Málaga, manifestó a los
medios de comunicación que “el
Holocausto no existió, fue un invento de los judíos para obtener dinero de los
alemanes”.
Violeta Friedman, sobreviviente de Auschwitz, secuestrada junto con
su familia por los nazis, le denunció y
expresando que el nazismo había asesinado a sus padres, a sus abuelos, a millones
de personas y que no consentiría que los falsificadores de la historia quedaran
impunes. Tras una muy dura batalla jurídica, donde recibia amenazas y acoso
en la misma puerta de los Tribunales, Violeta consiguió una victoria histórica
en Espña, con la Sentencia del Tribunal Supremo (11.11.1991), presidido por
Francisco Tomás y Valiente (posteriormente asesinado por ETA).
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