miércoles, 8 de mayo de 2024

Movimiento contra la Intolerancia se presenta como acusación popular en el juicio contra Pedro Varela.

El juicio contra el «centro neurálgico del nazismo en España» comenzará el 14 de mayo

La Fiscalía pide 12 años de cárcel para Pedro Valera, dueño de la Librería Europa, por inducción al odio, negación del Holocausto y asociación ilícita

«Queremos que el juicio acabe con un mensaje: 'No tenéis nada que hacer en España'», apunta a ABC Esteban Ibarra, fundador y presidente de Movimiento contra la Intolerancia; asociación que formalizó la querella contra Pedro Varela y la Librería Europa, «centro neurálgico del nazismo», no sólo en nuestro país, sino también en Latinoamérica, con la producción, elaboración y difusión de materiales antisemitas y de negación del Holocausto que, desde Barcelona, distribuía la Asociación Cultural Editorial Ojeda

Tras la asociación está Varela, sobre el que pesan tres condenas firmes. Dos de ellas por justificar el genocidio y, una tercera, por un delito contra la propiedad intelectual, por vender 'Mi lucha', de Adolf Hitler. El próximo 14 de mayo se sentará en el banquillo de la Audiencia de Barcelona, junto a otros cinco acusados, por asociación ilícita y delitos continuados contra las libertades y los derechos fundamentales. La Fiscalía, al igual que la acusación popular, solicita para él doce años de cárcel, aunque en caso de ser finalmente condenado, podría beneficiarse de la atenuante de dilaciones indebidas, dada la demora en la celebración de la vista.

Fue en 1996 , un lustro después de su apertura, cuando el Fiscal Superior de Cataluña ordenó intervenir la librería de la calle Séneca por primera vez. De allí los Mossos d'Esquadra se llevaron más de 20.000 libros de contenido revisionista, pero el espacio, así como Ediciones Ojeda, siguió operando. Diez años más tarde, llegó la segunda operación de la Policía catalana contra el local, donde no solo se vendían libros que «enaltecían, justificaban y alababan las acciones de exterminio llevadas a cabo por el III Reich, defendiendo la figura de Hitler y justificando, negando y ridiculizando los crímenes ejecutados por dicho régimen», sino que allí se impartían conferencias en las que se difundía «la cultura del odio supremacista y de animadversión y segregación racial contra lo que ellos consideran como 'razas inferiores'». En contraposición, en las charlas se ensalzaba la «pureza de la raza blanca y la necesidad de perpetuar esta estirpe».

La asociación Ediciones Ojeda, con su editorial, en su sede de Barcelona «se ha distinguido por ser un centro de propagación del pensamiento nacionalsocialista y de extrema derecha, con difusión de contenidos que ponen en peligro las condiciones de vida, existencia y seguridad de todas aquellas personas y colectivos que no responden a su visión racista, supremacista, xenófoba u homófoba del ser humano», apunta el Ministerio público en su escrito de acusación. La librería permanece cerrada desde 2016, tras una nueva operación de los Mossos, pero no por su actividad, sino por carecer de licencia. Ahora el fiscal pide su clausura definitiva.

Discípulo de Degrelle

Al frente de la tienda, recuerda Ibarra, está quien fuera pupilo del exjefe de las Waffen S.S. León Degrelle. Fue tras la liberación de Bélgica, en 1944, cuando Degrelle se refugió en España, bajo el abrigo de la dictadura franquista. En la década de los sesenta fue uno de los impulsores del Círculo Español de Amigos de Europa (Cedade), organización de ideología nacionalsocialista, creada en la capital catalana y cuyo nacimiento constituyó el inicio del movimiento neonazi en España y «embrión» del nacionalsocialismo español. Varela fue su presidente durante 15 años –entre 1978 y 1993–, en los que la asociación se convirtió «en un referente histórico para las organizaciones neonazis posteriores, llevando a cabo una intensa actividad de edición y distribución de propaganda», tanto en España como en otros países, sostiene el escrito de acusación.

Desde Movimiento contra la Intolerancia, que ejerce la acusación popular, junto con la Federación de Comunidades Judías de España, esperan que el juicio sirva de una vez por todas para clausurar la sede de la calle Séneca y mandar un mensaje claro: que la incitación al odio y la negación del Holocausto «se sancionan», apunta Ibarra.

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