Cuando en clase de Pablo (nombre ficticio) abran el libro
de Ciencias Sociales por el segundo tema para estudiar la familia se
dará cuenta de que la suya no aparece en ningún lado. Una de las
preguntas que le harán será cuál de las que aparecen en las fotografías
que ilustran la parte introductoria del capítulo se parece más a su
familia. Pero sus dos madres no están. Tampoco los dos padres de
Tristán, que empieza 2º de Primaria este año.
“Cuando los abrimos vimos que el esquema se repetía en
muchas asignaturas al hablar o ilustrar a una familia. En Sociales se
trata el tema específicamente en tres o cuatro páginas desde un punto de
vista heteropatriarcal en el que solo existen papá, mamá, hermanos,
abuelos y tíos”, explica Celeste Carrasco, madre de Pablo y de otro niño
de dos años junto a Paloma.
Las leyes educativas apenas contemplan la diversidad familiar de manera
transversal en los contenidos. En el caso de la afectivo sexual, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) nombra
en su artículo 23 como objetivo de la Educación Secundaria Obligatoria
“conocer y valorar la dimensión humana de la sexualidad en toda su
diversidad”, algo que mantiene de la anterior ley educativa,
la LOE, que además incluía en su preámbulo como fin de la educación “el
reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual”. El temario específico
debía ser impartido a través de la asignatura Educación para la
Ciudadanía, eliminada por el PP con la Lomce.
El tema de la presencia de familias inclusivas en libros
de texto “está vinculado con las propias editoriales”, explica Noemí
López, docente del colegio público Maestro Rodrigo, situado en el
municipio madrileño de Aranjuez.
En su opinión, estas empresas –algunas de ellas
pertenecientes a la Iglesia católica– “están inmersas en una dejadez que
no es fortuita de mantener siempre un mismo canon familiar. No creo que
sea algo de lo que no se den cuenta porque las editoriales cuidan mucho
las imágenes y el alumnado más pequeño va a utilizarlas como anclas que
usarán de recordatorio”, explica esta profesora. “Puede que no quieran
arriesgarse a perder ventas porque es un negocio muy jugoso”, completa
Celeste.
La homofobia sigue asentada en la sociedad y evidencia la
diferencia que hay entre los derechos legales y los derechos reales,
dice el delegado de Andalucía de la Asociación de Familias
Homoparentales LGTB (Galehi).
La
ausencia de las familias en los libros de texto es “un elemento más”
de la falta de educación en diversidad, que puede hacer de cortafuegos con el acoso escolar LGTBIfóbico.Aunque
no hay datos oficiales, los últimos disponibles recogidos en informes
de la FELGTB apuntan a que un 57% del alumnado LGTBI ha sufrido algún
tipo de violencia física o psicológica en el entorno educativo.
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