¿Te has preguntado alguna vez si tu hijo puede ser un acosador?
El problema del acoso escolar no solo debe abordarse desde la perspectiva de la víctima. Los niños y niñas que persiguen y hostigan a sus compañeros también deben ser objeto de atención. Y es que descubrir que nuestro hijo o hija está agrediendo a alguien de su entorno es motivo de sufrimiento para sus familias. Estas han de trabajar con ayuda si es preciso, para que el menor comprenda que lo que hace no es correcto con el objetivo de modificar su conducta.
Bajo su actitud agresora se esconden problemas más complejos, que a la larga pueden agravarse y traer consecuencias negativas. Y ya no solo para sus posibles víctimas, sino también para ellos mismos. Este tipo de actitudes enmascaran una serie de carencias que requieren una acción rápida.
Detectar que nuestro hijo es quien acosa a sus compañeros es un golpe muy duro. Al igual que en el caso de las víctimas, los progenitores deben estar pendientes de una serie de comportamientos para darse cuenta a tiempo de si el menor está ejerciendo algún tipo de violencia emocional, o incluso física.
Señales de alarma
Un primer síntoma para detectar el perfil de acosador en un niño o adolescente es su falta de empatía. “Son personas que no son sensibles al sufrimiento de otras personas o animales”, señala Ferran Barri, psicólogo experto en acoso escolar y presidente de SOS Bullying. Por su parte Carmen Cabestany, de la Asociación No al Acoso Escolar (NACE), destaca que estos perfiles suelen coincidir con una personalidad “manipuladora, prepotente, con afán de poder y de protagonismo”.
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