Este intelectual asegura que Internet es "un factor multiplicador" y pide que se cree una ley integral contra este tipo de delitos
Esteban Ibarra es una referencia intelectual y ética en la defensa de la dignidad de la vida humana, lo que le ha granjeado un sin número de enemigos dispuestos a hacerle la vida imposible. En cierto modo, y salvando las distancias, es una víctima más de esos crímenes de odio a los que se opone desde hace más de 20 años desde su organización: Movimiento contra la Intolerancia. Y como tal se aplica a sí la misma medicina que receta a los demás: denunciar siempre las agresiones, no resignarse, no ceder a la tentación de la fatalidad. "Las víctimas no deben aceptar de forma sumisa que se las agreda por ser diferentes. Hemos trabajado mucho para lograr las libertades democráticas que disfrutamos y nadie tiene derecho a conculcarlas".
Ibarra se desplazó ayer a Valladolid para participar en el foro cívico ?Los derechos humanos ante la discriminación y los delitos de odio?, que se celebró durante todo el día en la Facultad de Educación y Trabajo Social. El lugar no fue elegido al azar. Y es que la educación es la gran apuesta de la organización que preside.
"Hay que educar para prevenir. Una sociedad fuerte en derechos humanos está más capacitada para enfrentarse a las minorías intolerantes que puedan crecer en su interior". Educar para formar individuos capaces de apreciar el valor intrínseco de la dignidad del ser humano. Pero también enseñar a detectar los signos que alertan de la existencia de un problema. "Los grupos extremistas manejan códigos propios, que van desde el uso de ciertos símbolos a la vestimenta. Códigos que no siempre son evidentes. En ocasiones he ido a colegios que estaban plagados de pintadas neonazis y los profesores no se habían dado cuenta. Creían que eran grafitis. Se estaban riendo de ellos a la cara".
El concepto de crimen de odio está asociado a la existencia de un delito penal. Normalmente, agresiones, aunque también se han dado casos de asesinato. "Los datos del Ministerio de Interior estiman que se producen 1.200 delitos de odio al año. Nosotros creemos que la cifra real se acerca más bien a los 4.000, porque muchas agresiones no se denuncian". Según los datos oficiales, el grupo más golpeado es el colectivo homosexual, pero Ibarra cree que eso es solo porque denuncian más, aunque también existe un elevado porcentaje de ocultamiento. "La mayoría de las víctimas son inmigrantes, pero solo acuden a la policía en uno de cada diez casos", explica. El tercer colectivo en sufrir agresiones son los discapacitados, y luego las personas sin techo, lo que encaja con el perfil de las organizaciones que las provocan. "Son de extrema derecha y neonazis, y están convencidos de que todas estas personas son una carga inútil para la sociedad".
El problema está ahí y todo apunta a que crecerá gracias a Internet "que es un gran factor multiplicador". De hecho, Ibarra apuesta a que "el odio religioso y el odio ideológico se van a disparar" durante los próximos años. "Todo el mundo habla de la tolerancia, pero se practica poco y mal. Vivimos en un mundo yoista, muy centrado en el yo de las personas ?mi identidad, mi discurso, mi mundo? que convive con una realidad globalizada que nos brinda conocimientos superficiales de otras religiones o culturas, lo que facilita la incomprensión y el estereotipo".
Con todo, Ibarra es hoy un hombre optimista. Cree que bajo el mandato del Gobierno de Mariano Rajoy, se ha producido un avance espectacular en el abordaje legal de este problema. "Solo soy un notario de la realidad", advierte, ante el gesto de sorpresa del periodista. Y lo explica: "Este Gobierno ha creado el primer registro de delitos de odio; ha aprobado por primera vez protocolos de actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad para perseguir a los violentos y proteger a las víctimas; ha creado 52 fiscalías especializadas; ha impulsado la constitución del Consejo de Víctimas de Delitos de Odio, una institución pionera en Europa; y ha reformado el Código Penal incluyendo el delito de incitación al odio, un avance fundamental para poder perseguir el racismo en internet. Y todo ello se ha conseguido en los dos últimos años", explica el líder de Movimiento contra la Intolerancia. "Todo esto debería culminar en una Ley Integral contra los Delitos de Odio. Queremos que en esta materia se haga política de Estado, no política de partido".
Ibarra defiende el concepto moderno de tolerancia auspiciado por la Unesco en 1995 que no se limita a demandar respeto para el diferente, sino también aceptación y aprecio, como expresión del valor de la diversidad humana. "La tolerancia es el aceite de la democracia. Pero no vale solo predicarla; hay que practicarla. El problema de la intolerancia es que tiene muchas caras y no es fácil luchar a la vez contra todas ellas".
http://www.elnortedecastilla.es/valladolid/201505/03/esteban-ibarra-presidente-movimiento-20150503203557.html
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