El miércoles todas las alumnas de una clase de
Derecho Internacional de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) se
presentaron al aula con el tradicional hiyab árabe. La iniciativa surge como respuesta colectiva a un episodio racista que vivió una compañera durante la práctica de un examen.
“Cuando fui a realizar el examen el profesor se acercó a mí y me dijo que no quería que hiciera el examen con velo”, explica Hanna El Achaouche a PlayGround, estudiante madrileña de 21 años en la UAM. El Achaouche pidió al profesor que le explicara los motivos por los que no podía portar su hiyab en el curso de la prueba. El profesor, en un principio, le indicó que era “para que no copiase”.
La joven —que ya había vivido una situación similar con el mismo
profesor en los exámenes de junio— explica que en ese momento “cedió” y
decidió quitárselo para poder realizar la prueba. Pese a eso, se “sintió mal y humillada” e “hizo el examen como pudo”.
“El profesor me dijo que siendo él profesor de
Derecho no podía tener a una alumna en su clase con velo porque eso va
en contra de los derechos fundamentales de la mujer. Ya sabes, el típico
discurso”, denuncia la alumna, quien también ha compartido la experiencia en su Facebook.
El profesor adoptó y vertió sobre la joven un relato paternalista y occidentalista que reduce el hiyab a una imposición masculina que limita los derechos de la mujer. Como si el hiyab solo fuera eso.
Como si el resto de compañeras de la clase fueran más 'libres' solo por
no usarlo. Como si él tuviera el deber y la autoridad moral de opinar y
decidir sobre la vestimenta de la joven.
El profesor, según las declaraciones de la joven, le contestó “que esas no son las costumbres de España”.
“Ahí ya tuve un bloqueo total. Yo soy española, pero llevo velo. ¿Qué problema hay?”, crítica la joven, que acabó llorando
. En respuesta a este comportamiento racista, sus compañeras de clase,
unas 28 jóvenes, acordaron la decisión de presentarse con hiyab a la siguiente clase de ese profesor en señal de protesta.
“No podemos permitir que se denigre y se humille de esta forma a una compañera nuestra.
El profesor no es nadie para decirle cómo tiene que vestir”, explica
Paula Sanz, una de las compañeras que se unió a esta iniciativa.
El Achaouche está redactando una carta formal al centro para poder encontrar una solución. "Confío en que la Universidad me apoye.
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