Hoy
21 de marzo "Día Internacional contra el Racismo" animamos a los
centros educativos a sumarse a nuestro MANIFIESTO ESCOLAR contra el
Racismo.
Nosotras y nosotros, estudiantes, docentes, familiares y personal no docente preocupados por la persistencia de actitudes, expresiones y comportamientos que violan o denigran la dignidad y derechos de las personas;
Realizamos esta jornada en memoria de los trágicos sucesos de Sharpeville, Sudáfrica, el 21 de marzo 1960, donde una matanza racial conmocionó al mundo y se inició el camino para adoptar la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial; esta jornada instituida por Naciones Unidas nos recuerda el compromiso de luchar contra este problema social que de nuevo se extiende por el mundo con nuevas formas.
Preocupados por la existencia de prejuicios racistas y xenófobos que encubren en el fondo un profundo desconocimiento hacia otras personas para justificar así la fobia al diferente, su discriminación o su exclusión, cuando no otras formas de intolerancia criminal;
Alarmados por la proliferación del discurso de odio que fomenta la humillación o el menosprecio de personas, el acoso, su estigmatización o amenazas por razones de “raza”, color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, discapacidad, lengua, religión o creencias, sexo, orientación sexual, identidad de género u otras características personales.
Espantados por la intensificación de actos de violencia e intolerancia hacia colectivos vulnerables como los inmigrantes, gitanos y las diversas minorías étnicas, culturales y sociales que se producen en muchos países,
Preocupados por el desarrollo de ideologías totalitarias, nacionalismos agresivos, integrismos religiosos y otras manifestaciones contrarias a los valores democráticos y a los derechos humanos;
Alarmados en general, por el crecimiento de las manifestaciones de racismo, xenofobia, antisemitismo, islamofobia y otras formas de intolerancia que siempre van ligadas al odio, a la discriminación, hostilidad y la violencia;
Defendemos la convivencia basada en el principio ético universal de la Tolerancia que consiste en el respeto, aceptación y aprecio de la diversidad de nuestro mundo y significa la supremacía del valor de la persona, de su dignidad y derechos, que implica consideración y respeto a sus opiniones, creencias o cultura aunque no se compartan;
Afirmamos que el racismo, la xenofobia y las otras caras del poliedro maligno de la intolerancia, no son opciones ideológicas legítimas, ni tampoco reciben el más mínimo amparo de nuestro ordenamiento jurídico que se inspira en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en los valores democráticos. Ni encuentran resquicio en nuestra educación y cultura. Es más, todos somos conscientes de que estas manifestaciones son un cáncer destructor, un cáncer que en el pasado siglo ha protagonizado grandes crímenes contra la humanidad, entre ellos la tragedia del Holocausto.
En consecuencia, ante la realidad del mundo actual donde se padece discriminación y persecución por razón de ideología, religión o creencias, por pertenecer a una etnia, nación, por su color de piel, sexo u orientación sexual, por discapacidad, situación familiar ó enfermedad..., nos adherimos a los principios de libertad, igualdad, solidaridad, justicia y tolerancia, a la defensa de la pluralidad social y diversidad cultural y religiosa, al diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad, al respeto y promoción de los derechos humanos que favorezcan una convivencia en paz y democracia;
Nos comprometemos a implicarnos cotidianamente en actuar por erradicar el racismo y todas las formas de intolerancia, invitando a la ciudadanía a este compromiso, a mantener la solidaridad con las víctimas, recordando que este 21 de marzo es una oportunidad para confirmar el compromiso cívico frente a esta lacra.
Y afirmamos que ante el racismo ni se puede guardar silencio, ni ha lugar la indolencia o la banalización del mal. Al racismo se le combate desde la implicación de todos, para evitar, como dijo Martín Luther King, “arrepentirnos no tanto de las acciones de la gente perversa, sino de los pasmosos silencios de la gente buena”.
Hoy, renovamos este compromiso y hacemos nuestra la invitación de Naciones Unidas a trabajar no solo este día, sino los 365 días del año, por erradicar el racismo cotidiano, no ser parte del problema y ser parte de la solución.
Nosotras y nosotros, estudiantes, docentes, familiares y personal no docente preocupados por la persistencia de actitudes, expresiones y comportamientos que violan o denigran la dignidad y derechos de las personas;
Realizamos esta jornada en memoria de los trágicos sucesos de Sharpeville, Sudáfrica, el 21 de marzo 1960, donde una matanza racial conmocionó al mundo y se inició el camino para adoptar la Convención para la Eliminación de la Discriminación Racial; esta jornada instituida por Naciones Unidas nos recuerda el compromiso de luchar contra este problema social que de nuevo se extiende por el mundo con nuevas formas.
Preocupados por la existencia de prejuicios racistas y xenófobos que encubren en el fondo un profundo desconocimiento hacia otras personas para justificar así la fobia al diferente, su discriminación o su exclusión, cuando no otras formas de intolerancia criminal;
Alarmados por la proliferación del discurso de odio que fomenta la humillación o el menosprecio de personas, el acoso, su estigmatización o amenazas por razones de “raza”, color, ascendencia, origen nacional o étnico, edad, discapacidad, lengua, religión o creencias, sexo, orientación sexual, identidad de género u otras características personales.
Espantados por la intensificación de actos de violencia e intolerancia hacia colectivos vulnerables como los inmigrantes, gitanos y las diversas minorías étnicas, culturales y sociales que se producen en muchos países,
Preocupados por el desarrollo de ideologías totalitarias, nacionalismos agresivos, integrismos religiosos y otras manifestaciones contrarias a los valores democráticos y a los derechos humanos;
Alarmados en general, por el crecimiento de las manifestaciones de racismo, xenofobia, antisemitismo, islamofobia y otras formas de intolerancia que siempre van ligadas al odio, a la discriminación, hostilidad y la violencia;
Defendemos la convivencia basada en el principio ético universal de la Tolerancia que consiste en el respeto, aceptación y aprecio de la diversidad de nuestro mundo y significa la supremacía del valor de la persona, de su dignidad y derechos, que implica consideración y respeto a sus opiniones, creencias o cultura aunque no se compartan;
Afirmamos que el racismo, la xenofobia y las otras caras del poliedro maligno de la intolerancia, no son opciones ideológicas legítimas, ni tampoco reciben el más mínimo amparo de nuestro ordenamiento jurídico que se inspira en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en los valores democráticos. Ni encuentran resquicio en nuestra educación y cultura. Es más, todos somos conscientes de que estas manifestaciones son un cáncer destructor, un cáncer que en el pasado siglo ha protagonizado grandes crímenes contra la humanidad, entre ellos la tragedia del Holocausto.
En consecuencia, ante la realidad del mundo actual donde se padece discriminación y persecución por razón de ideología, religión o creencias, por pertenecer a una etnia, nación, por su color de piel, sexo u orientación sexual, por discapacidad, situación familiar ó enfermedad..., nos adherimos a los principios de libertad, igualdad, solidaridad, justicia y tolerancia, a la defensa de la pluralidad social y diversidad cultural y religiosa, al diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad, al respeto y promoción de los derechos humanos que favorezcan una convivencia en paz y democracia;
Nos comprometemos a implicarnos cotidianamente en actuar por erradicar el racismo y todas las formas de intolerancia, invitando a la ciudadanía a este compromiso, a mantener la solidaridad con las víctimas, recordando que este 21 de marzo es una oportunidad para confirmar el compromiso cívico frente a esta lacra.
Y afirmamos que ante el racismo ni se puede guardar silencio, ni ha lugar la indolencia o la banalización del mal. Al racismo se le combate desde la implicación de todos, para evitar, como dijo Martín Luther King, “arrepentirnos no tanto de las acciones de la gente perversa, sino de los pasmosos silencios de la gente buena”.
Hoy, renovamos este compromiso y hacemos nuestra la invitación de Naciones Unidas a trabajar no solo este día, sino los 365 días del año, por erradicar el racismo cotidiano, no ser parte del problema y ser parte de la solución.
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