En el último año han crecido las denuncias un 51%, impulsadas por los ataques con drogas o alcohol, y más de la mitad se concentra en la capital. En 2018 se denunciaron catorce violaciones
Dos policías en la Comisaría de Las Delicias. - Foto: J.C.C. |
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Condenados tres hombres a 13 años de cárcel por un abuso sexual a una chica que difundieron por el móvil. Se enfrenta a seis años por abuso tras aprovechar el estado de inconsciencia de la víctima por el consumo de alcohol y drogas. La Fiscalía pide internamiento para los tres menores implicados en la agresión sexual. Son tres titulares de tres periódicos cualquiera de los últimos meses. Son solo tres de los casos que salpican los medios de comunicación casi cada semana. Agresiones y abusos de violadores que ya no son esos delincuentes incontrolables que abordaban a las mujeres guarecidos en la noche, en un portal, un parque o en una calle solitaria de cualquier barrio; ahora, los nuevos violadores son jóvenes ‘normales’ que no dudan en atacar a sus víctimas compinchados con una sumisión química a la que, en muchos casos, contribuyeron ellos en un plan preconcebido a base de (mucho) alcohol y, en ocasiones, en un cóctel explosivo con drogas que anula voluntades, recuerdos, detalles...
Los agresores de aquella joven en los Sanfermines de 2016 y su infame ‘manada’ han dado ahora nombre a una práctica delictiva en la que se hace referencia a una agresión sexual colectiva contra una joven en una atmósfera de consumo de alcohol y fiesta. Y aunque en Valladolid no ha habido ‘manadas’, según confirman a este periódico las fuentes consultadas, lo cierto es que sí se ha detectado un repunte muy importante de los distintos tipos de delitos contra la libertad sexual.
Los últimos datos que ha hecho públicos el Ministerio del Interior, en sus balances trimestrales de criminalidad son todavía los del primero, tres meses en los que ya se han registrado 25 casos en toda la provincia de Valladolid, 17 de ellos en la capital. Son un 78,6 por ciento más que los que había en el mismo periodo de 2018 (catorce en toda la provincia y siete solo en la capital) y avanza una tenencia aún más al alza que la confirmada ya en 2018. Ahora se da un caso cada tres días, mientras que el pasado año se cerró con uno cada cuatro días y en el anterior (2017), uno cada seis.
Los 91 casos contabilizados en todo 2018 son un 51,7 por ciento más que los 60 que se anotaron en la provincia en 2017; de media, cuatro de cada diez se dieron en la capital. Además, los datos señalan que 14 de ellos fueron agresiones sexuales con penetración.
LOS ABUSOS
En los informes de Interior no se hace distinción sobre la tipología de los otros 77 casos, pero ahí está el resto de la violencia sexual, puesto que ahí aparecen nueve delitos, por conductas que, amén de la agresión sexual, van desde el acoso fuera o dentro del trabajo (son los comportamientos sexuales ofensivos y reiterados), hasta el exhibicionismo, a todo los relativo a la pornografía infantil (desde la producción de material, hasta la distribución en internet...), la trata de mujeres y niños, abusos sexuales a menores, el sexting y el grooming (el uso de las nuevas tecnologías para mantener o tratar de mantener relaciones sexuales con menores), y, por supuesto, esos abusos. Este es un tipo delictivo en el que, en muchos casos, derivan ataques como los de las ‘manadas’ de Manresa o, en Valladolid, el más reciente del violador de La Rosaleda; investigaciones en las que se debe aclarar si se ejerció esa violencia o intimidación que exige la agresión sexual para ‘saltar’ desde el delito de abuso. En cualquier caso, todos estos casos exigen una denuncia ya que, salvo cuando la víctima es un menor, la Policía no puede actuar de oficio.
Y en esa delgada línea entre un abuso sexual y una agresión sexual es donde cobra una importancia clave la sumisión química que va a más cada año en toda España y que, según las fuentes policiales consultadas por este periódico, no se circunscribe a la burundanga, la droga por excelencia para ese tipo de sumisiones, sino simplemente a ese cóctel de alcohol en exceso o en unión de drogas, que lleva a las víctimas a perder la noción de lo que está ocurriendo y que hace que todo quede como un recuerdo muy borroso. «Ahora se están utilizando ya todo tipo de sustancias», detalla la coordinadora de la asociación de víctimas Adavasymt, Cristina Alcalde, «desde la burundanga hasta la mezcla de varias como el alcohol con las anfetaminas, y es algo que preocupa bastante, pues mezclar alcohol con determinadas drogas es una bomba de relojería, que anula totalmente la voluntad», alerta.
La tendencia al alza en este tipo de delitos sexuales es clara, pero no solo se ve en esas denuncias que llegan a las comisarías de Policía y a los puestos de la Guardia Civil de la provincia, sino que también se refleja en la actividad de este tipo de asociaciones que ven alarmadas como la violencia sexual no para de crecer, también en Valladolid: «Son datos tremendos. Si, por ejemplo, nos llegan 60 personas al año denunciando violencia sexual, en cinco años hablamos de unas 300 víctimas solo en Valladolid, lo cual es una barbaridad».
58 VÍCTIMAS EN ADAVASYMT
En la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos de Valladolid se ayudó en 2018 a 138 mujeres, 58 de las cuales habían sufrido algún tipo de violencia sexual (aquí se incluyen también los casos vinculados a los de violencia de género) y que son un 60% más que en 2017. Además, en el 15%, la víctima era un menor. «Cada vez vemos más casos y más de agresión por sumisión química, ya que se están utilizando otro tipo de herramientas para agredir a las mujeres, como pueden ser el uso de sustancias, de drogas y alcohol, en contextos de bares, de locales y de fiestas de pueblos...», advierte la coordinadora de la asociación, quien recuerda que «verano es una época tremenda, con muchísimos casos», ya que hay «fiestas en los pueblos, fiestas en las discotecas, más ocio... el año pasado se recibió un montón después de verano, en septiembre, por eso esto hay que tenerlo en cuenta e insistir siempre en el respeto».
«Tenemos casos de todo tipo, pero hay muchos de chicas que se despiertan y descubren que han mantenido una relación sexual no consentida y no deseada», desvela Alcalde, que invita a acudir a su asociación: «Es gratis y damos una atención integral: social, jurídica y psicológica».
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